sábado, 17 de julio de 2010

Para decirte que no tengo voz

Cómo te digo que no tengo voz, si de verdad no puedo hablar. No lo entiendo; yo te susurro con más aire y labios que palabras, que no tengo voz y tú insistes en hacerme preguntas. Cómo te explico. Cómo te digo que ¡No puedo decirte nada! No hay respuestas. NO. Esta mañana hay sólo silencios, mudez, palabras atrapadas en los labios. Mi garganta es una cajita de música que ya no suena. Léeme los ojos. Léeme los labios. No-pue-do-ha-blar.