jueves, 9 de septiembre de 2010

Sin remiendos

Alguien cosió el cielo roto, y lo cosió tan bien, que ahora hay un cielo azul, perfecto cielo de verano, cielo sin nubes y sin remiendos.
Esos amenazantes e invernales nubarrones negros, parecen cosa del pasado y no se habla más de la tal tormenta de Santa Rosa.
Hasta un rayo de sol se viene escapando cada mañana para entrar hasta nuestra cama y descansar por un momento en tu frente.
Es cosa de 10 minutos durante los cuales tú te sientes especial, como besado por el sol, como elegido entre los hombres.
Yo mientras tanto miro ese rayo que flota entre la ventana y tus ojos, y me pierdo en la maravilla de las partículas de polvo que danzan, dejándome asistir, aun con tantos siglos de retraso, a la formación del universo.
Entonces me permito pensar que, más que la primavera, está llegando a mi cuarto la esperanza.

Son sólo diez minutos, repito, ¿y después?
El sol de va, tú vuelves a tu sueño profundo y yo me cobijo con las nubes negras de mi desesperanza.