La lluvia en mi casa suena,
pero no cae.
No hay gota que llegue al piso,
no hay agua que moje el suelo.
La lluvia en mi casa suena,
pero no cae.
Y sin embargo,
yo voy viendo mi casa
que se inunda.
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Para que las palabras salgan a borbotones y humedezcan las paredes, inunden la casa, emparamen a los amigos y les salpiquen los zapatos.
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