miércoles, 20 de enero de 2010

Lo que es el cansancio

No me acuerdo qué día es hoy y qué era lo que tenía que hacer o si tenía que hacer algo. Me duelen los pies y la cabeza de tanto caminar buscando ideas. Ideas para hacer hablar a mis alumnos un idioma que no hablan. Ideas para hacerles entender lo que yo aún no enseño. Me duelen los ojos también. Me duelen de tanto leerles las caras. A veces mientras hablan, me pierdo en unas pupilas y se me olvida lo que han dicho. A veces cuando se callan, me enredo en algunos dedos, y se me olvida que me escuchan (o que esperan escucharme). Les hablo en español aunque no entiendan (un día van a entender, ¿no?). Les hablo en inglés aunque no entiendan (un día voy a aprender, ¿no?). Quisiera hablarles en griego, en alemán, en mandarín... bueno, no tanto, pero si quisiera, a veces, hablarles en italiano, y me emociono cuando alguno se confunde y se le escapa un latte o un mangiare. Me entristece verlos fruncir el ceño, me desvela verlos bostezar y me alegra cuando se ríen, aunque sea de ellos mismos. Me extraña que se rían tan poco de mí. No sé si lo hacen por prudentes o porque son un público exigente. De verdad estoy cansada, pero ya sé que mañana voy a levantarme. Estoy muerta, pero sé que voy a emocionarme como una abuela con cada palabra nueva de mis alumnos.

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