sábado, 19 de diciembre de 2009

De vuelta

De vuelta es más difícil aguantar 24 horas de viaje, sentir los pies como empanadas, no poder dormir sin babearse, marearse en el bus, comer empanadas frías para calmar el hambre, esperar a que todos se bajen, aguantar el calor y el frío.
De vuelta todo es más difícil, pero al final, cuando una llega a la casa que no es de uno y se da cuenta de que llegó pero no ha llegado, de que las vacaciones no se han terminado, entonces, todo vuelve a oler a nuevo, como el primer día que llegamos con las maletas de 50 kilos y sin dormir.
Al final uno se toma un tinto con los de la casa y se acuerda de los nuevos lazos que ha hecho y en el taxi, mira la casa de Fer y ve que hay nuevos amigos y después de bañarse, se acuerda de que es verano, de que en la esquina hay ciruelas, de que los parques de la ciudad esperan.
Al final uno se da cuenta de que no ha llegado y está bien, porque es muy rico también, tener más de un lugar al cual regresar.

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